jueves, 14 de noviembre de 2013

Un camino hacia mí



Nat Faxon y Jim Rash, los directores de Un camino hacia mí, fueron junto a Alexander Payne los guionistas de The descendants (2011) -adaptando la novela de Kaui Hart Hemmings-, película dirigida por Payne y que obtuvo un premio Óscar 2011 en la categoría "mejor guión adaptado".  Cabe esta información inicial dado que la atmósfera Payne sobrevuela buena parte del film que se está reseñando, detalle del que se dará cuenta más adelante.

Duncan, el protagonista de Un camino hacia mí, no solo debe afrontar el difícil trance que presentan los tempranos años de la adolescencia en todo joven, sino también el hecho de tener que pasar el verano con el cuasi monstruoso novio (Steve Carrel) de su madre (Toni Collette), y con un grupo de desconocidos personajes con los cuales no logra el más mínimo rastro de correspondencia. En medio de ese panorama desalentador y disonante, accidentalmente (y he aquí el cliché sobre el cual se asienta y se intenta sostener la película), Duncan conoce a Owen (Sam Rockwell), un empleado de un parque acuático de la playa en donde se encuentra de vacaciones. Owen aporta al chico no solo una extravagante artillería de tópicos que van desarticulando su casi nula capacidad de comunicación, sino también esa imagen paternal de la que carece. Si bien este punto es sobre el cual se forja y se sostiene este iniciático camino de Duncan, es también de manera soportable y elegante, su talón de aquiles, dado que las figuras héroe-niño, maestro de la vida-discípulo, son la confluencia sobre la cual recurre permanentemente Un camino hacia mí para dar todo de sí. 

Como se escribió al comienzo de la reseña, la impronta Payne se halla presente buena parte de la cinta, lo cual habla bien del trabajo de Faxon y Rash. ¿En qué aspectos? En esa sutil pericia que tienen los films de Payne de transitar la desgracia de sus personajes y sazonarla con toques de comedia imbricados de manera tal que no chocan con la plasticidad argumental. También está presente el director de Election (1999), About Schmidt (2002), Sideways (2004), en la aparición de esos personajes que de alguna manera desafían la coquetería hollywoodense, staf actoral del cual, en roles no tan secundarios, Nat Faxon y Jim Rash participan.

En el aspecto actoral el trabajo de Steve Carrel saliéndose de lo esperable es plausible. Contrariamente a esto, la proverbial Toni Collete no deslumbra en Un camino hacia mí como nos tiene acostumbrados.  Sam Rockwell por momentos entretiene, por momentos redunda y por momentos aburre, pero en última instancia sale airoso. Los galardones sin ninguna duda se los lleva el personaje interpretado por la brillante Allison Janney. 

La película recupera puntos con el inteligente y abierto final, del cual no se aportará más indicio que la mención de que ciertas tensiones, ciertos planteos que en un principio y en un promediado desarrollo parecen meros aderezos, sobrevienen sobre los últimos minutos aportando el ingrediente justo a la resolución de la trama. La invitación a verla, apostando a esta dupla de directores que cuentan con una muy buena base como para consolidarse, es más que pertinente.