miércoles, 30 de enero de 2013

Nico Muhly: Drones


Nico Muhly, viene demostrando desde hace ya tiempo, su versatilidad para disparar sus polifónicos dardos en varios frentes. Muchos se acercaron a su obra, gracias a su estupenda participación en los tracks de la película The Reader, de Stephen Daldry –cabe apuntar un inciso al respecto en relación a lo acertado de la elección que Daldry hace en función de la musicalización de sus películas, ya que su mejor trabajo para quien escribe, The Hours, fue musicalizado por el prolífico Philip Glass-. Y hablando de tangentes y adyacencias musicales, este joven nacido en Vermont, cuenta entre otros honores el haber participado en los interesantísimos The Crying Light, Swanlights y Cut the World de Antony & The Johnsons, con lo que ha dado sobradas muestras de un margen de maniobrabilidad estético amplísimo para transitar no sólo el género clásico contemporáneo, por ejemplo trabajando junto a Glass, o mostrando su talento para la ópera y la musicalización cinematográfica, sino también para abordar el pop-avant-garde polifacético del chico mimado de Lou Reed, o las composiciones en colaboración con Grizzly Bear.

Después de los álbums, Speaks Volumes (2006), Mothertongue (2008), The Reader [Original Motion Picture Score] (2009), y I Drink the Air Before Me (2010), este joven compositor de sólo 31 años vuelve a sorprender gratamente con sus singulares zumbidos en su Drones. El disco es la suma de tres EPs: “Drones & Violin”, “Drones & Viola” y “Drones & Piano”

Habló Muhly alguna vez sobre esto de construir, de desarrollar armonías y melodías que se deslicen por sobre un campo sonoro estático, y es esto precisamente lo que se percibe en Drones, esa suerte de inmanencia sonora a cuya uniformidad se contraponen pianos, violines y violas, pasando por momentos de extrema intensidad melódica y armónica, hasta instancias cuasi minimalistas, como por ejemplo en el último track, Drones in Large Cycles, composición en la que el efecto pedal lo aportan sintetizadores. 

Contrariamente a lo que puede presuponerse, estos drones no están anclados en un concepto de música concreta, esa suerte de sustain sonoro lo aportan a los tracks los instrumentos, estableciendo una línea sobre la cual se van montando armonías y melodías que remiten a un atonalismo sin pretensiones de estilo, y por momentos a algunos pasajes de ambientación satieana. 

Los músicos que participan en el álbum, son Bruce Brubaker en piano,  Nadia Sirota en viola y Pekka Kuusisto en violín.

martes, 29 de enero de 2013

En su primera guarida

Proyectando,

tramando siempre,

concordia de doncella,

construyendo a la distancia una mujer de arena.

Instante que se diluye,

se sumerge en sí mismo

para mutar hacia una tierra de negros espejos,

como los hombres y mujeres

portando el perpetuo sueño en su aniñada sangre…



(Proyecta desplegar sus alas en su primera guarida,

bailar con esa luz atravesando, acaso el viernes);



todo tiende a desaparecer

mientras las jóvenes aprenden

el arte de la seducción,

los secretos de una apetitosa sopa.    

lunes, 28 de enero de 2013

Al amparo

Nos celaba ese oculto centinela.

Mientras, con los otros adalides,

jugábamos a la guerra.



¿Recuerdas?



Nadie advirtió las huellas

de tanto vano asolearse.

Crepúsculo invocado

merced de la extraña mímica

del azul, que envolvía la escena.

Esperando, dos bicicletas

y una joven vieja madre

pronta a enamorarse

de un exiguo simulador de portentos.



Nos celaba un viejo centinela

mientras otros hijos

confluían: el sonido y el paisaje

suelen tornarse indivisibles

[reflejo, involuntario, escurridizo,

el más real de los mundos]



¿Recuerdas?   

sábado, 26 de enero de 2013

Génesis

Barrer hasta la última migaja,

pender,

como una tímida gota,

transparente,

sobre una blanca incitación

de vacío Tiempo…

martes, 22 de enero de 2013

Atravesar

Volver a las andadas,

a esa potestad, ese otro tiempo;

erigir una huella de humo,

rendir pleitesía a las piedras,

a aquellos que duermen

cuando diciembre se vuelve brisa:

unos ojos,

han partido dentro,

unos ojos se atreven a desafiar

mi siniestra danza de azules atuendos

(final de época).

Inventar, desahogar al invierno

de esas tímidas gotas que brotan

en el aire.

Atravesar, desesperar esperando…

miércoles, 16 de enero de 2013

Nombre de cisne

Sumergíase en un literario universo

cuando los soles eran tibios,

los veranos pasaban

sin dejar más rastro

que una dulce evocación

de espinos.



Dos caminos, una torre azul,

un incógnito nombre,

el obseso penitente,

una sonoridad que aún no había

transmutado a su exaltada esencia,

conformaban el germen

de la más atinada huella:

arte supremo de tentar a los dioses

para que viertan lo eterno en un instante. 



Nombre de cisne,

origen de la crucial peripecia

del símbolo atravesando la frontera del símbolo.



Un inesperado mar aguardaba,

atesorando una multitudinaria sombra

de ninfas saltando sobre la arena. 

viernes, 11 de enero de 2013

Narrar

Esa última tarde no anhelaba nada,

tal vez por eso el aire

vertía sobre la escena

su súbita y marítima gallardía.

Un algo se revelaba,

derramaba esa consagración

que mantendría su fe en el arte de narrar.



Narrar el único oeste posible,

la involuntaria conjura

de un mismo río  

propagado en el orbe perenne de los sueños.

Atestiguar el embelezo del desierto

cuando las bardas descubren

un camino hacia el hielo, hacia las otras aguas:

volverse un velado artífice

que por décadas persiste

movido por el ansia de recobrar un instante…



Esa última tarde se lanzó al camino

sin conjeturas, sin más bagaje

que una vidalita refulgiendo

en el recuerdo de una extraviada infancia

de naranjas y peces;

no obstante, volvió a su pueblo

convertido en poeta.

viernes, 4 de enero de 2013

Confabulación de sonidos

Inventé un músico,

una vereda y unas flores.

Inventé una malograda milonga,

en sol,

sentenciándome al mitológico arrebato

de perpetrarme al perpetrarte.

Tanta imaginaria confabulación de sonidos,

tantos niños de fuego,

tanta pueril incandescencia

planeando sobre esa agrietada tierra.



Lejos.



Inventé un místico,

un barco, un mar ficticio

mientras bailabas a tientas

con la invisible gloria:

lloran inevitablemente las musas,

aun cuando son dilectas

de los gráciles sinfonistas;

otorgan improvisadamente su alma

a los otros dioses.



Acaso en el estepario

territorio en que vierto este retorno,

te vuelvas río manado hacia el este.